Y por desgracia, todo lo que empieza tiene un final. Los ciclos de la vida pasan y dejan un sabor dulce y amargo a la vez. Han sido tres cursos muy bonitos, llenos de experiencias maravillosas, llenos de aprendizajes y emociones, que nunca podré olvidar.
Gracias a mis niños y niñas por todo el amor recibido, espero que ellos y ellas hayan sentido el mio.
Gracias a esos pedazos de padres y madres que lo han dado todo y han hecho nuestro camino más fácil.
Muchos besos y hasta siempre.
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